miércoles, 6 de julio de 2016

LA POLÍTICA... TAL Y COMO YO LA ENTIENDO.

                                                      * Procedencia de la imagen


Como anécdota, recuerdo que cuando era niño le pregunté a mi padre qué es  política. Me respondió que política es algo que afea todo lo que toca. Como ejemplo, me dijo, piensa en la palabra más bonita que existe en el mundo: madre. Pero si le añades detrás "política" ya lo has desgraciado, cambia completamente... ¡la suegra! (¡Qué crack, mi padre!)

He buscado en Internet otras definiciones de política, y la verdad es que hay frases célebres muy interesantes. He seleccionado solamente algunas de ellas, porque me parecen muy reveladoras:
- "La política es un acto de equilibrio entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir" (Jacques Benigne Bossuet)
- "Para el que no tiene nada, la política es una tentación comprensible, porque es una manera de vivir con bastante facilidad" (Miguel Delibes)
- "La política es la conducción de los asuntos públicos para el provecho de los particulares" (Ambrose Bierce)

Frente a todos estos escritores y grandes pensadores, ¿a quién puede importar cómo concibo yo la política? Entiendo que mis reflexiones no tengan ningún valor, pero quiero compartirlas con vosotros de todos modos con la intención de generar un sano debate al respecto. Allá voy.

En mi opinión, la política es fundamentalmente un SERVICIO al ámbito en el que se circunscribe, es decir, a tu ciudad, comunidad o país. Personalmente, cuando decidí afiliarme a C's lo hice con la voluntad de poder ayudar en la medida que me sea posible en Alcoy (y comarca, como mucho). El resto me parece algo muy lejano para mis posibilidades. Y cuando ese SERVICIO se realiza en primera línea, es decir, cuando se ocupa un cargo público, creo que debería tener fecha de caducidad. Bajo mi punto de vista, limitaría el acceso a cualquier cargo público durante un tiempo limitado... ¿8 años quizá, consecutivos o alternos? ¿en el mismo cargo o en distintos? Tendría que madurar un poco más este pensamiento, pero en todo caso tengo claro que debería tener un límite. ¿Porqué? Pues porque de no ser así, se corre el peligro de que la política deje de ser un servicio para convertirse en una profesión, tal y como está sucediendo en más casos de los deseados. Con ello no quiero decir que la gente que haya cubierto su cupo de años tenga que retirarse. Sería una lástima, ya que hay gente muy válida cuya experiencia es valiosísima. Simplemente quiero decir que, tal y como yo concibo la política, uno puede seguir sirviendo a su ciudad sin ocupar necesariamente un cargo público ni estar en primera línea. Estoy seguro que cualquier partido político agradecería y facilitaría la incorporación de una persona con estas características en su organización.

En segundo lugar, y en relación directa con lo anterior, pienso que no debería haber "políticos de carrera". Me refiero, obviamente, a aquellas personas cuyo único mérito para ocupar un cargo público es estar afiliado a tal o cual partido, sin acreditar ningún tipo de estudio ni haber trabajado en lugar alguno. ¡Cuidado! Me refiero a ocupar un cargo público. No quiero decir con ello que personas que, por diferentes circunstancias, no hayan podido realizar unos estudios no puedan colaborar con un partido político. Por supuesto que sí, y seguro que aportan tanto como los otros. Creo que todos sabéis a qué me refiero...

Seguidamente, entiendo la política como una forma de compartir mis ideas. Y quisiera destacar la palabra "compartir", confrontándola con imponer, que es lo que pretenden hacer muchos. La diferencia es importante, porque no soy tan soberbio como para pensar que mis ideas son las buenas y los demás están equivocados. Es importante escuchar los argumentos de todos, y hacerlo con la mente abierta a la posibilidad de rectificar, ya que puede que sean los otros quienes tengan razón y yo esté equivocado.

Por otra parte, no entiendo en absoluto, ni comparto, las lealtades personales infinitas e incondicionales en política. En el poco tiempo que llevo afiliado a Ciudadanos, es natural que haya conocido a personas con las que tengo más afinidad y he conectado mejor a nivel personal. Pero os aseguro que no me comprometo a estar unido a ninguna de ellas ni prestarles mi apoyo en todas las circunstancias para siempre. Como he dicho en el párrafo anterior, creo que la política es una cuestión de ideas. Si coincidimos en ellas, estupendamente. Si no lo hacemos, podremos debatir largo y tendido. Y, en todo caso, al finalizar el debate, terminaremos siendo tan amigos como antes. Nadie encontrará en mí un enemigo porque nuestros pensamientos sobre un tema determinado no coincidan. 

Y ya para finalizar... Me he afiliado a Ciudadanos porque creo que es un partido que encaja muy bien con este concepto de política que tengo yo, y que me va a permitir luchar por él y defenderlo. Ahora bien, ¿qué pasaría si algún día descubro que esto no es así? ¿O si percibo que no encajo en el mismo, por los motivos que sea? Pues nada absolutamente. En ese caso, me daría de baja como afiliado, y todos tan amigos. Francamente, no me empeñaría en seguir siendo miembro de una asociación en la que no soy bien valorado, ¿para qué? Ni buscaría otro partido al que afiliarme inmediatamente para poder perpetuarme en la política. ¿Porqué? Porque en ese caso estaría demostrando que la política,  para mí, ha dejado de tener voluntad de SERVICIO y lo que pretendo es que se convierta en mi modo de vida.

¿Inocencia de novato? ¿Ignorancia de la realidad? ¿Sueño romántico y utópico? Tal vez. En todo caso, esto es lo que quiero yo para mí y para mi partido, y por ello voy a luchar.

Compañeros de Ciudadanos y amigos que podáis leer este post, en general. Si alguna vez percibís en mí este cambio, por favor, mostradme este texto sin falta para recordarme cómo concibo yo la política. Al día siguiente lo habré dejado. Lo prometo.

PD: No quiero terminar si compartir este pensamiento sobre política del genial Groucho Marx...

                                                 * Procedencia de la imagen


Licencia de Creative Commons
LA POLÍTICA... TAL Y COMO YO LA ENTIENDO by Enrique Peidro is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.

martes, 5 de julio de 2016

NEGOCIACIONES... ¡Y NEGACIONES!

             
                                           
                                                     * Procedencia de las imágenes

El pasado 26 de junio, en la segunda vuelta "oficiosa" de las elecciones generales, los españoles volvimos a expresarnos en las urnas, con unos resultados muy similares a los obtenidos a finales de 2015. En consecuencia, a los dirigentes políticos no les queda más remedio que sentarse a dialogar y llegar a acuerdos, si quieren formar gobierno y evitar una terceras elecciones. 

La verdad es que esta segunda ronda de votaciones se tuvo que realizar por la incapacidad de todos ellos de llegar a acuerdos. En realidad, de los dirigentes de los cuatros partidos principales solamente hubo uno, Albert Rivera, que mostraba una disponibilidad real para el diálogo, incluso para mediar en posibles conversaciones entre los otros. La terquedad de estos otros fue impedimento absoluto para que se alcanzara un consenso. Y ahora... ¿qué?

Pues parece que estamos en las mismas. Y es la actitud de unos y otros lo que me lleva a escribir esta entrada. No soy comercial ni estoy acostumbrado a negociar en primera persona. Pero el sentido común me lleva a plantear que hay dos formas de afrontar una negociación, tal y como he querido ilustrar con la imagen que encabeza este post. Es posible planteárselo como un momento de diálogo fluido y debate, buscando puntos en común, definiendo metas a alcanzar y trazando rutas para el consenso, de tal manera que, al finalizar, todos salgan ganando. O bien se puede afrontar la negociación como un pulso, donde el único objetivo es doblegar al rival e imponer los criterios propios. Personalmente, soy más partidario del primer concepto de negociación.

Por eso no me gusta nada cuando nuestros dirigentes hablan de voluntad de diálogo con otros partidos, pero empiezan señalando temas innegociables o "líneas rojas". No creo que sea un buen comienzo. A una negociación hay que acudir con la mente abierta, dispuesto a escuchar los argumentos del otro sin prejuicios de ningún tipo. Eso no quiere decir, obviamente, que haya que ceder en todo, ni mucho menos. Es necesario ser flexibles, dialogantes, no pensar que las propuestas de uno representan la verdad absoluta y las del otro son equivocadas de antemano. 

Puede que, como yo, piensen un buen número de españoles que valoraron negativamente el veto de Rivera a Rajoy como condición indispensable para un acuerdo entre ambos partidos. En todo lo demás, la actitud de Albert Rivera sigue siendo ejemplar: buscando acuerdos entre los dos grandes partidos, mediando para acercar posiciones entre ambos, presentando propuestas propias, pero sin imponer nada... Tengo la sensación de que él mismo se ha dado cuenta de la inconveniencia de señalar "líneas rojas" (no me gusta esta expresión, pero la usan tanto los mismos políticos...), por lo que ha dado marcha atrás, o al menos, no insiste en ese veto. Bien por él. No pasa nada por reconocer errores, sino todo lo contrario.

En mi humilde opinión, todo esto se evitaría si, de antemano y como rasgo de identidad propia del partido, se dejara claro cuál va a ser la postura del mismo de cara a la investidura. Pienso que los ciudadanos expresan su voluntad en las urnas, y esta voluntad debería ser respetada siempre. Como afiliado a C's me gustaría que mi partido tuviera como política favorecer que gobierne la lista más votada, sea del color que sea, porque eso es lo que ha querido la gente que ha ido a votar. Por tanto, la opción más sencilla sería la abstención sistemática en todas las votaciones para elegir presidentes, alcaldes, etc. De ese modo, nadie nos podría decir que si pactamos con unos o con otros, según intereses. Evitaríamos, además, todo tipo de especulaciones y cábalas post-electorales. También evitaríamos tener que apoyar incondicionalmente a tal o cual partido con el que has entrado a formar gobierno...

Es posible que un partido emergente, como C's, no consiguiera formar parte de ningún gobierno en mucho tiempo con este sistema, ya que todavía somos un partido relativamente pequeño. ¡No pasa nada! Haciendo una oposición (¡qué poco me gusta este concepto!) constructiva, responsable, participativa y dialogante también se puede ayudar a gobernar, demostrando, de paso, qué tipo de partido somos y qué podríamos hacer si, en los siguientes comicios, el resto de ciudadanos nos dieran la oportunidad de demostrarlo desde el gobierno.




Licencia de Creative Commons
NEGOCIACIONES... ¡Y NEGACIONES! by Enrique Peidro is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.