domingo, 30 de octubre de 2016

LO IMPOSIBLE

                                                       * Procedencia de la imagen

No soy demasiado aficionado a discutir sobre política con amigos y conocidos, y mucho menos a enzarzarme en debates en las redes sociales, pero últimamente, a raíz de los acontecimientos derivados de la reciente investidura de Rajoy, no he podido evitar participar en algunos de estos intercambios de opinión.

Me considero una persona moderada, tranquila y razonable. Siempre que debato con alguien intento argumentar mis opiniones, ser ecuánime, escuchar los razonamientos de mis contertulios, no perder nunca la compostura... Pero, casi invariablemente, me encuentro frente a personas que me rebaten de manera airada, acalorada, subiendo el tono de voz, sin apenas argumentos objetivos, pero con una importante carga de rencor y, sobre todo, muy viscerales a la hora de expresar su punto de vista. Inevitablemente, termino por claudicar. Me siento como la persona que ilustra esta entrada: es prácticamente la misma sensación que tienes si hablas con una pared, con la importante salvedad de que ésta, al menos, no te grita. 

Reflexionando acerca de estas actitudes, he llegado a la conclusión (tal vez, errónea, no sé) de que existe un factor común en todas las personas que actúan de este modo: el odio al Partido Popular. Y es ese odio lo que  causa su imposibilidad para analizar de manera ecuánime la situación REAL que nos dieron las urnas el pasado mes de junio y valorar las alternativas REALES que nos dejaron. 

Vuelvo a insistir (¡una vez más!) en que a mí tampoco me gusta que Mariano Rajoy y el PP gobiernen durante 4 años. Por supuesto que no. Pero hubo 8 millones de personas que así lo quisieron y para ello les votaron. Así que tendremos que aceptar ese resultado y confiar en los resortes que nos ofrece nuestro sistema democrático para que sea la opción menos mala.

Claro que, cuando hablamos de democracia con estas personas, nos destacan que es lícito formar gobiernos insólitos tripartitos, cuatripartitos e incluso más, siempre y cuando estos tengan como fin impedir que el PP gobierne. Sin embargo, si votas a favor suyo en una investidura eres un "vendido", un "chaquetero" o, simplemente, su "marca blanca". Y si te abstienes, hablan de "mafia", de "golpe de estado" y movilizan a las masas para que salgan a la calle a protestar. 

Si hablamos de negociación y diálogo, a todo el mundo se le llenaba la boca hace unos meses reclamando que eso es lo que hacía falta en este país: terminar con el bipartidismo para que los diferentes grupos políticos tengan que sentarse a negociar y llegar a acuerdos. Pero parece ser que se les olvidó añadir una cosa... "con cualquiera, menos con el PP. Con esos, no". No importa que sean ellos, precisamente, quienes tienen más escaños que nadie en el congreso y que, por tanto, sean quienes pueden negociar y ofrecer pactos. Da igual. Si pactas con ellos,estás apoyando la corrupción, los recortes y cualquier otro tópico manido que se pueda utilizar. 

En fin, que creo que no voy a discutir más con alguien cuya única motivación política sea el exterminio del PP. No merece la pena. Voy a confiar en que Ciudadanos sea capaz de hacer una oposición responsable y consiga que se implanten la mayoría de las 150 medidas para la regeneración que firmó el PP. Tengo la esperanza de que nuestro partido haga una importante función como filtro y control del partido que nos va a gobernar durante los próximos cuatro años. Tal vez así, y solo así, esta gente se convenza y admita que la decisión de Ciudadanos ha sido acertada (como así lo pienso yo). Aunque, sinceramente, dudo mucho que su rencor y odio les permita ser razonables.



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