martes, 15 de noviembre de 2016

NO TE ENREDES EN LA RED

                                                          * Procedencia de la imagen


Uno de los temas que programo sistemáticamente en mis sesiones de tutoría consiste en trabajar sobre los peligros de internet. Con los adolescentes conviene realizar un exhaustivo trabajo de concienciación para la prevención, porque el acceso a Internet es casi universal y es muy sencillo cometer errores que terminan pagando caro, en su caso, generalmente, por inconsciencia. 

Sin embargo, sorprende ver cómo personajes públicos, deportistas, políticos y famosos, en general, se meten en unos líos descomunales (y absolutamente evitables) por escribir determinadas cosas en sus cuentas personales de Twitter, Facebook u otras redes sociales. ¿A qué se debe tamaña falta de precaución? ¿Inconsciencia, de nuevo? ¿Falta de preparación? ¿O es algo premeditado y asumido?

Internet ha provocado, entre otras muchas cosas, que cualquier persona con un ordenador, tableta o teléfono móvil con conexión a la red pueda escribir sus pensamientos y compartirlos inmediatamente con cientos, miles de usuarios de cualquier parte del mundo. Gracias a ello, por ejemplo, puedo yo plasmar en este blog mis reflexiones e inquietudes, las cuales son leídas por varios centenares de personas. Y eso cuando tengo algo "largo" que contar. Si no es así, y lo puedo resumir en 140 caracteres, mi cuenta de Twitter, que siguen "solamente" 220 personas,  ya me sirve. Es todo muy rápido, sencillo e inmediato. Tan fácil que la gente no suele pararse a revisar lo que ha escrito antes de darle al botón de enviar. Y muchísimo menos, a pensar en qué repercusiones puede tener publicar lo que acabas de escribir, en ocasiones, quizá, motivado por un arranque de euforia, rabia o vete tú a saber qué. Claro. Y pasa lo que pasa.

Si hay algo que repito hasta la saciedad a mis alumnos, es que no todo lo que se hace en Internet es legal. Insultar, ofender, o incluso, amenazar, resulta muy sencillo a través de la red, mucho más que decir las cosas a la cara. Es un gran refugio para cobardes. Pero no se puede hacer. Y es muy posible que termine trayendo consecuencias. Recuerdo la polémica que hubo tras el fallecimiento del torero Víctor Barrio, cuando varios desalmados lo celebraron con comentarios totalmente censurables en sus redes sociales. A varios de ellos, incluso, sus salidas de tono se les tradujeron en consecuencias a nivel legal, e incluso laboral. ¿Injusto? ¿Contrario a la libertad de expresión? No. Simple y llanamente, no todo vale en Internet.

Otro aspecto que, personalmente, me irrita mucho son los comentarios que se pueden publicar en los medios de comunicación digitales. Cualquiera puede insultar y faltar al respeto de manera total y absolutamente gratuita y cobarde, ya que en casi todos ellos te permiten firmar el comentario con un pseudónimo. No existe filtro alguno, por más que cuando lo mandas una notificación te informe de que tu comentario está pendiente de moderación. Es evidente la falta de valentía del escritor, pero la duda que me surge a mí, lo que me pregunto en más de una ocasión, es si el medio de comunicación no tendrá algún tipo de responsabilidad legal por publicar comentarios ofensivos de manera anónima...

Los deportistas representan otro ejemplo de esto que vengo comentando. No voy a comentar ningún caso concreto, cada cual que piense en el primero que le viene a la cabeza. Porque haberlos, los hay y muy diversos. Desde los que lucen su ignorancia y falta de cultura públicamente, sin ninguna vergüenza o pudor, hasta aquellos que emplean sus redes sociales para alimentar polémicas de toda índole. En ambos casos, las consecuencias son similares cuando están expuestos a la opinión del público que les sigue: silbidos, insultos, burlas... No es que defienda estos comportamientos, pero serían fácilmente evitables con un poco de prudencia por su parte.

Y... ¿qué decir de los políticos? Últimamente, tenemos ejemplos en todos los partidos de metidas de pata y declaraciones "poco afortunadas". En las redes se producen debates ideológicos entre representantes de unos y otros, incluso algunos se lanzan puyas entre ellos mismos. Y las repercusiones mediáticas son inmediatas e imparables. En algún caso (extrañamente en nuestro país) ha costado la dimisión de un determinado cargo. En otros, un buen puñado de votos. En todos ellos, seguro que las consecuencias han ido más allá de lo previsto.

Estamos inmersos de lleno en la era tecnológica y digital. Es inevitable su uso. Bien utilizadas, las redes sociales son un instrumento de propaganda y comunicación poderosísimo. Pero mucho cuidado con ellas. No todo vale. No todo está permitido. Y, en muchas ocasiones, aunque esté permitido, las consecuencias que se pueden derivar de un comentario inapropiado pueden ser incalculables. En lo profesional, en lo personal, en lo social. Incluso, aunque estas no sean inmediatas, pueden salpicarnos en el futuro. Mucho cuidado y mucha prudencia con lo que se publica en Internet.


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