lunes, 15 de mayo de 2017

¿MERECE LA PENA DEBATIR SOBRE POLÍTICA?

                                                  * Procedencia de la imagen

No sé si os pasa igual que a mí, pero de un tiempo a esta parte me resulta muy poco productivo debatir sobre cuestiones políticas con casi nadie. Citando al filósofo José Antonio Marina  (consultar aquí artículo):
"Los debates políticos suelen ser con frecuencia monólogos enfrentados. O sea, no debates. Nadie convence a nadie. En un libro recientemente traducido, antiguo pero muy actual ('Política moral. Cómo piensan progresistas y conservadores', Capitán Swing, 2016), George Lakoff muestra algo que estudios más recientes han confirmado: las posiciones políticas suelen obedecer a motivos no racionales. Son preferencias emocionales, incluso caracterológicas, que luego buscan justificación. Resultan invulnerables a la crítica porque solo perciben los datos o los argumentos que las favorecen. Se trata de un conocido proceso de autodefensa que genera mecanismos de inmunización cognitiva. Todos podemos caer en ellos..."

Pensad por un momento en lo que sucede en las tertulias políticas que vemos en televisión. ¿No os da la sensación de que nadie escucha a nadie? En realidad, si conoces mínimamente a los contertulios, sus opiniones son previsibles de antemano y lo que podría ser un enriquecedor intercambio de opiniones se convierte, en el mejor de los casos, en un diálogo de sordos, cuando no en una insufrible permuta de insultos y descalificaciones. 

Yo lo vivo en primera persona cada vez que comparto algún artículo de opinión (mío o ajeno) con mis amigos para que lo lean. Da igual cual sea el tema. Inevitablemente, cada individuo se posiciona en una creencia predeterminada según sea su ideología y defiende a capa y espada, generalmente con argumentos más emocionales que racionales, su opinión. No importa que aportes datos y cifras objetivas. De un modo u otro terminan despreciando (o, directamente, ignorando cuando no les convienen) tus aportaciones para justificar su punto de vista. Y nadie cede...

Me pregunto si ellos me percibirán a mí del mismo modo. Francamente, no me gustaría. Obviamente, tengo mis ideas y creencias políticas pero, al situarse estas en el centrismo, quiero pensar que no son inamovibles, sino que soy permeable al análisis objetivo de datos, a las opiniones razonadas y argumentadas de aquellos con quien debato... Gusto de la ecuanimidad y huyo de prejuicios. O, al menos, eso creo. Por eso me afilié hace ya un año a un partido, Ciudadanos, que comparte esos mismos criterios. Vivo ese ambiente en mi agrupación y lo percibo en la forma de actuar del partido cuando leo noticias en las que somos protagonistas. Es nuestra forma de ver la política y estoy seguro de que, poco a poco, cada vez más gente, harta de enfrentamientos y del clima de hostilidad que envuelve a otros partidos, comparte esta visión con nosotros.

Por mi parte, aunque tengo la tentación de no compartir más mis reflexiones, voy a seguir publicando estos artículos de opinión en mis redes sociales (si no, ¿para qué los escribo?). Aceptar las críticas nos ayuda a todos a crecer como personas y, si me demuestran que mis puntos de vista están equivocados, no me importa rectificar mi opinión y reconocer mi error. 

Ya para terminar, quería compartir con todos una infografía que encontré el otro día por la red que me pareció muy didáctica respecto a cómo debe afrontarse un debate. Su lectura me hizo reflexionar y, desde luego, la próxima vez que alguien quiera discutir conmigo sobre alguna cuestión política, lo voy a tener muy en cuenta.


Recomiendo a todos su uso. Sin duda, de hacerlo así, el debate político tendría otro talante mucho más constructivo.

Licencia de Creative Commons
¿MERECE LA PENA DEBATIR SOBRE POLÍTICA? by Enrique Peidro is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.

No hay comentarios:

Publicar un comentario